OBJETIVO

La libertad de expresión, objetivo prioritario en la guerra de Erdogan contra el «estado paralelo»

Hace aproximadamente un año, Turquía se despertó con el drama de una investigación criminal que relacionaba a la familia y el entorno más próximo al entonces primer ministro Recep Tayyip Erdogan con el mayor escándalo de corrupción de la historia del país. En lugar de dimitir, Erdogan prometió luchar contra sus opositores políticos, alegando que estaban manipulando la investigación.
Y eso es lo que hizo, en su estilo autoritario.
Llegamos a las últimas semanas de 2014 y Erdogan ahora es presidente, tan poderoso como siempre, y está llevando a cabo una ola de detenciones que alarma a los observadores dentro y fuera del país. Los arrestos se centran en periodistas de la oposición y supuestos defensores políticos de Fethullah Gulen, un antiguo aliado de su partido que ahora vive en Estados Unidos. Gulen, un rico filántropo, educador y antiguo imán que inspiró el movimiento Hizmet, rara vez aparece en la prensa internacional sin que se le describa como poco sociable, pero aún así atrae admiradores de todo el mundo, entre ellos policías, jueces y otros funcionarios gubernamentales turcos.
Desde que estalló el escándalo, Erdogan se ha dedicado a lanzar pullas contra Gulen, al que considera personalmente responsable de los meses más oscuros de su carrera política. Este periodo comenzó con la detención de varios hijos de ministros de su gabinete en diciembre de 2013, y llegó a su punto álgido con la aparición en la red en febrero de este año de un archivo de audio de dos hombres, cuyas voces se asemejan a las de Erdogan y su hijo Bilal. En la grabación, supuestamente realizada el día que los hijos de los ministros fueron detenidos, los dos hombres discuten sobre cómo ocultar grandes cantidades de dinero (obtenido presumiblemente de forma ilegal), ya que la investigación policial (que realizan agentes partidarios de Gulen) cerca a Erdogan y a su Partido de la Justicia y el Desarrollo (AKP).
Dado que para Erdogan la investigación anticorrupción es obra de personas leales a Gulem, los arrestos del 14 de diciembre, cuyo objetivo fueron trabajadores de medios de comunicación con supuestas simpatías hacia el educador, dan la impresión de ser una venganza bien planeada.
Erdogan pareció anticipar lo que estaba por venir el 13 de diciembre cuando dijo:
No solo nos enfrentamos a una simple red, sino a una red manipulada por fuerzas perversas dentro y fuera del país. Sea quien sea quien esté con ellos y detrás de ellos, destruiremos la red y lo haremos responsable.
Ese mismo día, Fuat Avni, un tuitero que afirma pertenecer al círculo del gobierno advirtió de la inminencia de redadas policiales en medios de comunicación.
Durante estos sucesos fueron arrestadas 31 personas, periodistas y policías supuestamente simpatizantes de Gulem. Entre ellos se cuenta Nedim Dumanli, editor jefe del periódico Zaman, Hidayet Karaca, el jefe de la cadena de televisión Samanyolu y Ali Kara, el guionista de la popular y controvertida serie televisiva One Turkey. Todos ellos han sido acusados de dirigir, financiar y pertenecer a una organización terrorista armada.
Según Human Rights Watch, las detenciones responden a un patrón en el que se imputan delitos de terrorismo o conspiración a periodistas opositores. Emma Sinclair-Webb, experta en Turquía de HRW, escribió el 15 de diciembre:

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